domingo, 12 de abril de 2009

No les creo nada.

Otro turismo más, parecido a otros anteriores y a la vez, tan distinto.
Aromas, sabores y una tibieza característica me retrotraen a semanas casi idénticas en tantos años atrás. El otoño, -tardío, pero implacable-, ha teñido las hojas de amarillo y ha comenzado a esparcirlas por las veredas.

El silencio, denominador común en los barrios, entra por las ventanas de las casas. Ciclistas, domas, playa y chocolate acaparan la atención de los uruguayos. Esta vez, las palabras “record” y “agotadas” se repiten con insistencia, haciendo callar a unos cuantos, sorprendiendo gratamente a la mayoría.

Es que por momentos parece mentira: un verdadero oasis en medio de un desierto general.

Recuerdo un viaje a Fray Bentos en el año 2001, mi sobrino, chiquito, poniendo sus piecitos en la “alfombra sanitaria”, cantando una canción de Rada, ajeno a lo que se venía. Entonces era la aftosa y el tráfico por el puente era normal.

Hoy es el dengue y el puente está cerrado por un piquete instalado hace años en la entrada del lado argentino, cumpliendo funciones “divinas”, decidiendo quién pasa y quién no.

Junto a esas potestades, los asambleístas tienen el don de la oportunidad, este es un momento ideal para flexibilizar el pasaje hacia el lado uruguayo, ya que el cruce, al estar cortado, es un lugar de menos riesgo y nuestras defensas están bajas.

Dicen que no, que han dejado pasar a los de siempre, que el hecho de que haya enfermos de dengue en Gualeguaychú no tiene nada que ver. Pero yo no les creo. Si nunca se han preocupado por la salud ni por la vida de las personas, no veo a santo de qué se van a empezar a preocupar ahora.

Hablan de la boca para afuera, fingen preocuparse por el medio ambiente pero, ahora que está comprobado que no hay la contaminación de la que hablaban, haciendo terrorismo verbal, asustando a niños y adultos, ahora que está más que claro que no nacen bebés sin manos, que no se mueren poblaciones enteras de cáncer, que el agua del río está limpia, ellos siguen apostados en la entrada del puente.

No les creo cuando dicen que la proximidad del dengue no influyó en la flexibilización del paso. Y por si mi opinión fuera subjetiva, las cifras no lo son: de 4 a 5 autos que pasaban por día, entre viernes y sábado pasaron 42.

El dengue es cosa seria. De este lado estamos tratando de evitarlo. El pueblo de Fray Bentos está conscientemente alerta. Allí se ha hecho lo que se tiene que hacer, individual y colectivamente.

No pueden, los piqueteros, echarnos a perder tantos esfuerzos impunemente.

Los vamos a redoblar, porque así somos, pero también porque estas personas sin escrúpulos nos han dado una valiosa colaboración.

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