lunes, 6 de enero de 2014

URUGUAY Y EL CALENTAMIENTO GLOBAL: EL MUNDO DE LAS “FICCIONES CONVENIENTES”

Temperaturas desde los satélites de la NASA
Por: MA Fernando González Guyer
Docente de la Universidad ORT Uruguay, Miembro del Consejo Uruguayo de  Relaciones Iternacionales (CURI)

Lo que los gobiernos y sus cancillerías esperan de la comunidad científica y de los organismos internacionales especializados es que les ayuden a ver las cosas tal-cual-son (es decir, que les cuenten la “verdad”) para, sobre la base de informaciones certeras y oportunas, diseñar luego políticas públicas y estrategias diplomáticas adecuadas.
 
El mundo de la diplomacia –ya se sabe- está repleto de “ficciones convenientes” que los estados con esmero construyen para mejor defender sus intereses nacionales. Pero construir esas “ficciones” es tarea de los políticos y de los diplomáticos, secundados -cuando corresponda- por una diligente cohorte de juristas.

Pero no debería ser ésta una labor a la que se aboque la comunidad científica ni las agencias especializadas de la ONU.

La “politización” de las agendas científicas no es nunca recomendable, ni aunque sea como un reflejo del “síndrome-de-la-buena -causa” (los científicos -conciente o inconcientemente- consideran a veces, que “sesgar” sus conclusiones sirve a una causa noble).

Hasta nuevo aviso, el mundo es redondo: la cuadratura del mundo –si ésta resultara por alguna razón necesaria o conveniente - será obra de políticos, juristas y diplomáticos (no de los científicos o de de las Naciones Unidas y sus agencias especializadas).

Esto suele ser así, hasta que las agendas de los científicos –y de los organismos multilaterales- se encuentren, de alguna manera, dominadas (“instrumentalizadas”) por los gobiernos que los financian.

Desde que la primer ministro Margaret Thatcher lanzó el tema del calentamiento global al ruedo internacional en 1988 (Conferencia ante la Royal Society), este asunto ha paulatinamente crecido hasta dominar las agendas internacionales. El cambio climático global se ha convertido en “la nueva gran narrativa planetaria”.

Muchos líderes mundiales nos presentan actualmente el calentamiento global como el “mayor desafío colectivo que enfrentamos como familia humana” (Secretario General de la ONU).

Sobreabundan los ejemplos en el contexto de las negociaciones sobre los cambios climáticos que nos permiten sospechar que los científicos –y los organismos multilaterales- han sido peligrosamente cooptados por los gobiernos de los países industrializados para abonar sus propias agendas domésticas e internacionales, que mucho más tienen que ver con garantizase la seguridad energética (liberarse de la dependencia del petróleo), que con preocupaciones genuinamente ambientales.

Echar agua a los molinos del calentamiento global y del “alarmismo climático” forma parte de esta operación internacional a la que se encuentra abocado el establishment mediático-académico-gubernamental desde hace unos 25 años, más o menos.

Veamos un poco más de cerca cómo estas agendas globales impactan en nuestras propias intimidades nacionales.


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