viernes, 19 de abril de 2019

Nuevo Estudio No Arroja Nuevas Conclusiones Sobre la Supuesta Desaparición de las A

Por Mauricio Rodriguez, Ph.D., adaptado del artículo Do Neonics Hurt Bees? Researchers and the Media Say Yes. The Data Do Not, por Jon Entine para Slate.

Julio 2017.
Recientemente la revista norteamericana de divulgación científica Science publicó los resultados de un estudio a gran escala acerca de los efectos de los insecticidas neonicotinoides sobre la salud de las abejas1. El estudio se realizó en cultivos comerciales de Alemania, Hungría y Reino Unido y fue patrocinado dos compañías de protección de cultivos. Inmediatamente, varios medios de comunicación publicaron notas de prensa con titulares alarmistas que no reflejan los verdaderos resultados de los datos colectados durante el estudio en Europa.

En contraste, una publicación realizada esta semana por Slate y el Genetic Literacy Project hace una revisión crítica y realista del estudio mencionado2. Para resaltar la absurda contradicción presentada en otros medios, el autor de esta nota remarca: “con base en los datos del estudio, los titulares podrían igualmente haber sido: ‘Estudio Emblemático Muestra que los Plaguicias Neonicotinoides Mejoran la Salud de las Abejas.” Esto porque, de hecho, es una de las conclusiones que arroja el mismo estudio.

Entonces, ¿de dónde salen los titulares negativos que generan confusión? El autor del artículo de Slate sugiere que esto puede deberse a que, en alguna parte del texto del estudio publicado aparece la siguiente frase que se ha sacado de contexto: “estos hallazgos apuntan a que los neonicotinoides causan una capacidad reducida a especies de abejas para establecer nuevas poblaciones el año siguiente a la exposición.” La realidad es que los datos recopilados en este estudio no apuntan a esa conclusión. De hecho, aunque el estudio es de utilidad para seguir avanzando sobre la discusión acerca de si este grupo de insecticidas verdaderamente está amenazando la salud de las abejas, la evidencia presentada es incompleta e inconclusa.

Algo interesante y rescatable de este estudio de múltiples años que costó alrededor de 3.6 millones de dólares financiado principalmente por dos empresas de la industria de protección de cultivos, es que demuestra que no debe haber conflicto de interés en la investigación financiada por la industria. Estas dos compañías no intervinieron en el análisis de los resultados ni en la redacción del artículo publicado. El estudio fue liderado por el Centro de Ecología e Hidrología, CEH, del Reino Unido.

Otro aspecto a resaltar, es que al tratarse de un estudio que trata de aproximarse a condiciones reales, en campo y de mediano plazo, del uso de insecticidas para el control de plagas en la agricultura y que se realizó en 3 países simultáneamente (Reino Unido, Hungría y Alemania), ofrece más de mil páginas de datos crudos que servirán a éstos y otros científicos interesados, a avanzar sus investigaciones sobre el tema, ya que la mayoría de estudios publicados solo ofrecen datos de laboratorio en condiciones artificiales de exposición de las abejas a los neonicotinoides. Sin embargo, la mayoría de estudios independientes en campo sugieren, que estas sustancias no generan riesgo inaceptable a estos insectos polinizadores. De hecho, la mayoría de entomólogos y otros científicos han concluido que las variaciones que se han detectado en algunos años en ciertos países y zonas geográficas se deben a una multitud de factores, principalmente las infestaciones e infecciones transmitidas por el ácaro Varroa destructor y el uso de acaricidas para controlarlas, al igual que las malas prácticas apícolas y agrícolas. En comparación con estos factores, se ha encontrado que el uso de neonics no es relevante.

Según explica el artículo en Slate, basado en análisis por científicos independientes de los datos del estudio que no fueron incluidos en la publicación en Science, este estudio presenta resultados no concluyentes.

El Estudio sobre Neonicotinoides y Abejas en Europa

Lo primero que se debe tener en cuenta es que el estudio se realizó en 3 países diferentes en Europa: Alemania, Hungría y Reino Unido con 3 tipos diferentes de abejas: abejas melíferas, abejorros y abejas solitarias (Apis mellifera, Bombus terrestris y Osmia bicornis), utilizando 2 tipos de insecticidas neonicotinoides en cultivos de canola. Este estudio de gran escala, se realizó em 33 campos diferentes (9 en Alemania, 12 en Hungría y 12 en Reino Unido); realizando 42 pruebas para cuantificar 258 puntos finales primarios y secundarios, generando más de mil páginas de datos. La publicación de Science la semana pasada presenta apenas una pequeña fracción de los datos.

La siguiente tabla, que no se incluyó en la publicación de Science, presenta datos del CEH entregados a los financiadores del estudio que dejan ver claras tendencias que fueron ignoradas en la publicación. En la tabla se pueden ver en color verde claro los efectos primarios y secundarios donde no se observó ningún impacto de los neonicotinoides, impacto negativo en rojo e impacto positivo para las abejas expuestas a neonicotinoides en verde oscuro.

En resumen, de las 258 variables estudiadas, el 92% (238) no mostraron efectos. Solo 16 mostraron efectos (los 4 restantes no produjeron datos), 9 (3.5%) mostraron efectos negativos y 7 (2.7%) mostraron efectos positivos por el uso de neonicotinoides. Es importante entender que el margen de error, en el que se pueden observar resultados insignificantes estadísticamente, es del 5%. Esto significa que no se pueden generar conclusiones definitivas derivadas del pequeño número de efectos negativos y positivos observados.

Los datos arrojaron además otras contradicciones, tales como la dificultad de abejas trabajadoras y zánganos para sobrevivir el invierno en el Reino Unido, mientras que la misma variedad de abejas aumentó en Alemania. Igualmente, la producción de huevos de abejas aumentó en Alemania, al tiempo que disminuyó en Hungría.

*El color rojo indica los efectos negativos, el verde oscuro los efectos positivos de los neonicotinoides en las abejas.
Ilustración 1. Tabla qualitativa de efectos por uso de neonicotinoides. Datos de CEH entregados al Dr. Peter Campbell de Syngenta.

En los casos en los que hubo problemas en la salud de abejas, fue evidente que no era por causa del uso de los insecticidas. En Hungría, las abejas sufrieron de una grave infección por hongos. En Reino Unido las abejas fueron arrasadas por infestación de Varroa destructor, incluso las abejas de grupos control sin exposición a neonics sufrieron pérdidas 400% mayores que el promedio nacional durante el periodo de estudio. Esto demuestra que el estudio estuvo mal diseñado y, en el mejor de los casos, deja serias dudas sobre la validez de los datos en general.

También es importante aclarar que en ninguna región del mundo las abejas melíferas están en peligro de extinción. Por ejemplo, en Canadá las poblaciones de estos insectos subieron a cifras record, al tiempo que ha incrementado en ese país el uso de neonicotinoides en cultivos de canola en el oeste de ese país, donde también se origina el 80% de la miel producida en Canadá. De hecho, la población global de abejas melíferas ha venido incrementando de manera importante desde 1960, con modestas disminuciones debidas a infestaciones por Varroa a finales de los años 1980s y mediados de los 2000s.


Así que, contrario a lo que aseguran algunas organizaciones e individuos, las abejas no están desapareciendo, aunque han sido seriamente amenazadas por infecciones de virus e infestaciones por ácaros.

Es importante reiterar que este estudio ayuda a enfatizar la complejidad de estudiar los diferentes factores que pueden llegar a afectar la salud de las abejas, incluso los plaguicidas y otras sustancias químicas liberadas al ambiente por la agricultura tradicional o la orgánica y por muchas otras actividades en las que interviene el hombre, incluyendo la apicultura misma.

Desafortunadamente, los esfuerzos de quienes claman por la prohibición de neonicotinoides, distraen la atención y esfuerzos por solucionar amenazas reales como la Varroa. Lo anterior con consecuencias graves como las que se observan en Europa donde, debido a las restricciones en el uso de estas moléculas, se ha presentado disminuciones significativas en la producción agrícola tanto de canola como de otros cultivos, así afectando incluso la disponibilidad de alimento para las abejas mismas.

Entretanto, la industria de protección de cultivos sigue comprometida con sumarse a los esfuerzos de gobiernos, apicultores, científicos y organizaciones ambientales para desarrollar estrategias que ayuden a proteger la salud de las abejas y otros polinizadores que de manera sinérgica contribuyen también a una agricultura más productiva.

Referencias

1. Sciencemag
2. Slate

Fuente: CropLife Latín Ámerica

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