sábado, 12 de abril de 2008

La simple realidad.

Cuando la brisa de los cambios se siente en la piel, logran que despertemos de aquellos sueños adolescentes de la utopía, cuando la realidad logra ser palpada por nuestros sentidos no queda más que soñar que todo es posible, aquellos sueños distantes están mucho más cerca de ser cumplidos y lejos de lograrlos.

Contradicción maravillosa que hace que el tiempo no se detenga, que logre abonar día a día las esperanzas añoradas realimentándolas sobre un camino sinfín en busca de objetivos cambiantes, los cuales nunca deberían terminar para no perecer en el intento.

Soy uno más en esta cadena inagotable del querer, para lograr poder; el poder hacer que cada uno de mis pensamientos varíen sólo por la comprensión de muchas de las cosas que me rodean, inmerso y apabullado dentro de un gran castillo que sólo tiene puertas cerradas, puertas que al abrirlas mostrarán nuevos rumbos a tomar.

Pobres de aquellos que no cambian su pensar ante la realidad incontrastable, pobre de mí al no poder entenderlas para poder cambiar el sendero, no siempre la tranquilidad logra discernir qué rumbo tomar, no siempre esta logra llevarme a buen puerto; por eso me gusta ser mucho más espontáneo, a riesgo de saber que el error puede presentarse tras las puertas que derribo, pues estoy seguro de que podré reparar el error o mitigarlo, lejos estoy de pensarme omnipotente, pero así me siento bien, mucho más real y honesto con mi pensar.

Realidad que golpea todos los días cuando la claridad del amanecer me pone nuevos desafíos, intentando no caer en una rutina pobre e improductiva, esta realidad logra generarme la adrenalina suficiente para poder seguir andando, de pie, con fuerzas y ganas de conquistar nuevos cambios en mí; eso hace sentirme vivo, eso logra que no me convierta en un muñeco de cera con temores al tibio sol de la mañana.

Las caricias suaves de lo que comprendo alimentan mi andar, el conocimiento de las cosas logra que mejore mi paso, unas veces rápido y nervioso, otras lento y cansino, la experiencia adquirida gradúa mi andar para no llegar de prisa jadeante o tarde sin ganas, pues la idea no es llegar al final de la meta.

Siempre pensé que esta realidad marcaría mi rumbo, que las pautas marcadas por la vida me llevarían a transitar sin dificultades el camino, aprendí que se puede aportar algo más a este peregrinar, que es necesario sentir el fracaso, la angustia, la derrota, para así valorar con más fuerza los pequeños logros, es mucho más sencillo de lo que pensaba.

Por eso quiero y creo en esta simple realidad, la que hace que camine sin detenerme, la que logra que pueda escribir estas líneas, la que me impulsa con ganas a intentar cambiarla, desafiante, provocadora y ladina, la misma que me ha regalado tras las puertas cosas hermosas; no tengo tiempo para detenerme a pensar en las desagradables, dándole por ganada algunas de sus batallas.

No estoy dispuesto a entregarme ante lo simple o complejo de la vida, porque esta simple realidad es parte de mí, pues aprendí a vivir con ella y porque ella está siempre presente.

2 comentarios:

Unknown dijo...

así es el Ale, te mereces lo mejor, botija...seguí metiendo

El Leo

Anónimo dijo...

Grande, Alejandro!
Así es la simple realidad, la fría y dura realidad.

Abrazos