Terminar de ubicarnos

"¿No hay nadie ahí? ¿No hay nadie ahí? ¿Nadie?" Con esas desoladoras palabras acabó la paranoia radiofónica creada por Orson Welles, a partir de "La guerra de los mundos", la novela de H.G. Wells. Para entonces, pocos seguían escuchando. El miedo estaba en las calles.

Ya se cumplieron 70 años de la célebre emisión de la CBS que logró instaurar la histeria en la sociedad estadounidense: unos sesenta minutos en los que se recrearon la llegada de marcianos a Grover's Mill (Nueva Jersey) y la destrucción de ciudades, incineradas con rayos mortíferos, en su camino hacia la Gran Manzana.

Pasó a la historia como "la noche en la que llegaron los marcianos", una tarde de domingo previa a la noche de Halloween que provocó el terror de costa a costa, inundó de llamadas las comisarías de Policía e incluso provocó algún intento de suicidio. En un contexto en el que en Europa se alzaba la Alemania nazi, lo que ocurrió en EEUU, signo de la importancia de los medios de comunicación de masas, incluso llegó a oídos del "Führer", Adolf Hitler: "Es la evidencia de la decadencia y la condición corrupta de la democracia", dijo.

La radio, en esa época, era la reina de las ondas. Millones de personas sintonizaron la CBS a las nueve de la noche en Nueva York, pero quienes no escucharon el mensaje inicial, en el que se aclaraba que lo que venía a continuación era la adaptación de la obra de H.G. Wells, vivieron una auténtica pesadilla.

Todo comenzó como un falso noticiario hasta que una interrupción en el programa, con la intervención del profesor Pearson (Welles), de la Universidad de Princeton, sembró el pánico con el anuncio de "explosiones de gas en el planeta Marte". Después llegó la supuesta muerte de 1.500 personas a causa del choque de un meteorito contra la Tierra, en realidad, el cilindro metálico en el que viajaban los marcianos. Welles, un joven de 23 años, logró el caos absoluto. Había nacido uno de los cineastas más importantes e influyentes del siglo XX.

Parece como que periódicamente volvemos a esa etapa. Casi un masoquismo que cultivan los adoradores del Apocalipsis.

Sin embargo, hay noticias de que la catástrofe no era tan angustiante para quienes con reponsabilidad habían ordenadao su casa. Y mal que les plazca a estos enfermos del desastre, podemos leer que la actividad superó 2008 sin caídas trimestrales y creció 8,9% anual en nustro país.

Principales sectores de actividad cayeron en el cuarto trimestre, pero la actividad creció 0,8%. Crecimiento del consumo interno explicó buena parte de la expansión económica. Medido en moneda extranjera, el Producto Bruto Interno (PBI) de la economía local alcanzó los US$ 32.202 millones, superando ampliamente el máximo histórico de US$ 24.269,3 millones registrado en 2007. Esta variación se explicó tanto por el crecimiento de la actividad a nivel local como por la caída de 10,7% del valor del dólar.

Aún con una caída en el valor agregado de sectores fundamentales de la actividad local, la economía uruguaya continuó creciendo durante el último trimestre de 2008, para cerrar el año con una expansión de 8,9%, según arrojó la medición de Cuentas Nacionales elaborada por el Banco Central (BCU).

Los últimos datos de EE.UU. son muy alentadores y muestran que la falta de confianza sistémica se está calmando un poco, pero no significa que estemos en el fin del proceso.

Pero no falta un buey corneta, como en la política nacional, que diga que "aún no vemos signos claros de la recuperación definitiva y el apetito para tomar riesgo por parte de los inversionistas sigue malo. No veo que el mercado se haya dado vuelta".

Sin embargo contra la opinión de estos apocalípticos, suben lentamente el petróleo, el trigo, el maíz, la soja…

Así como han aparecido cachorros bochincheros previos a las elecciones nacionales en Uruguay, a nivel mundial también hay cortos de entendederas y brujos de los desastres: “el aumento en la población del mundo provocará en el 2030 una crisis global con escasez de alimentos, energía y agua”, advirtió el principal asesor científico del gobierno británico, John Beddington, para el año 2030 la demanda de recursos creará una crisis con graves consecuencias mundiales… Hay escasez de neuronas en este siglo XXI…o descreimiento que en veinte años no se pueda cambiar. Profetas de la malaria.

Y nos enteramos que a pesar de los anuncios de varios años de profunda crisis, ya a tres meses del año 2009, los mercados se vuelven optimistas.

La economía de Estados Unidos ofreció en estos días un par de datos esperanzadores que han servido para caldear un poco más los mercados de valores. Los pedidos de bienes duraderos y la venta de viviendas nuevas crecieron en febrero, superando todas las expectativas, aunque los datos interanuales confirman el bajo nivel de la actividad. Los pedidos de bienes duraderos subieron el 3,4% y la tasa interanual bajó el 28,4%, mientras que la venta de viviendas creció el 4,7% con un descenso del 41,1% en los últimos 12 meses.

Por otro lado, la Bolsa de Tokio cierra en su mejor nivel en dos meses y medio. En estos días se apuntó importantes ganancias, que llevaron al Nikkei a su nivel más alto en dos meses y medio, gracias al optimismo que ayer levantó en Wall Street la mejora de las expectativas económicas en Usa. Las ganancias estuvieron lideradas por los sectores de finanzas de consumo, casas de valores y aseguradoras, mientras que las pérdidas quedaron del lado de las empresas de transporte aéreo y terrestre y de pesca y forestal.

Los datos macroeconómicos que muestran una mejoría en la economía estadounidense empujaron al alza a la Bolsa de Tokio, donde muchos de los valores que cotizan dependen de la capacidad de compra de la economía estadounidense.

Los datos sobre la mejora de las previsiones de ventas de viviendas y de bienes de consumo duraderos en Estados Unidos, anunciados ayer, favorecieron las compras. Los valores de la banca mantuvieron la senda de recuperación que iniciaron esta semana, gracias a los planes de ayuda de los gobiernos nipón y estadounidense.

Danilo Astori, dijo días atrás que "el impacto de la crisis ya llegó" y que de la desaceleración "importante" de la economía "no se salva absolutamente nadie", pero auguró una progresiva recuperación del país a fines de año. En una intervención ante la Cámara Oficial Española de Comercio, Industria y Navegación durante un desayuno de trabajo con empresarios uruguayos y españoles, Astori aseguró que "la crisis ya ha llegado al país y está afectando fundamentalmente por la vía comercial, no por la vía financiera". Explicó que, gracias a que Uruguay "tiene un sistema financiero muy sólido", no hay que tener "demasiadas aprensiones, al menos durante un periodo relativamente largo". En cambio, "el contagio comercial ya está en plena vigencia y se traduce en caída de ventas y de algunos precios", reconoció.

Nunca dudamos que Uruguay se encuentra mejor preparado para encarar estas circunstancias adversas que como estaba en el 2005. Era posible notar que el objetivo del gobierno es no retroceder en sus políticas sociales y medidas para disminuir los efectos del desempleo, que en enero pasado creció hasta el 7,8 por ciento, como el incremento de la cobertura para los trabajadores afectados por el paro.

No cabe duda que pese a esta ralentización económica, Uruguay volverá a crecer a fines de año, aunque a un ritmo obviamente muy inferior al que vino creciendo en los últimos tiempos. No todos los días son de fiesta, por supuesto. Tampoco se duda, quien hace un mínimo razonamiento desprovisto de infantilismo político, tan repetido en estos días, que habrá que incrementar los niveles de inversión, mejorar cualitativa y cuantitativamente el empleo, sobre todo a menores de 25 años y mujeres. Estamos convencidos que es posible lograr el objetivo de eliminar la indigencia en el próximo periodo y mejorar la situación de los 80.000 indigentes que aún quedan en Uruguay.

Hay que encarar los nuevos desafíos, y no deben descuidarse las energías alternativas y el impulso de las infraestructuras de transporte, en puertos, aeropuertos y en el ferrocarril.

El resto… el resto es silencio.
Jorge Balseiro Savio