viernes, 19 de abril de 2019

Mentiras verdes

Fundador de Greenpeace revela “mentiras verdes”

Fue uno de los jóvenes con melenas y pantalones de campana que, a principios de los 70, se embarcaron en un viejo pesquero en las aguas del Pacífico Norte para detener el uso de bombas de hidrógeno. Entre cervezas y canciones de protesta lograron cambiar el curso de la historia porque la de 1971 sería la última de estas bombas detonada en la tierra. Poco después el presidente Nixon anunció el fin de esta práctica y ellos, los jóvenes hippies preocupados por el medio ambiente, saltaron a las portadas de los periódicos. Había nacido Greenpeace.

Más de 15 años después -y otras tantas campañas con detenciones incluidas- Patrick Moore sintió que el tiempo de la confrontación constante había acabado. Pasó del pesquero de Halibut a la lucha dialéctica y del verde radical al ecologismo realista. Hoy -responsable de la empresa Greenspirit que promociona el uso de la madera- defiende el uso de la energía nuclear, los alimentos transgénicos y las centrales hidroeléctricas y, sí, sigue siendo un gran amante del medio ambiente. Pero entre sus metas está también, por ejemplo, alimentar a los siete mil millones de personas que pueblan el planeta, aunque Greenpeace no le perdone por ello.
-Los que un día eran sus amigos no hablan demasiado bien de usted hoy; ¿cómo lo lleva?
-Ya estoy curtido. Como se suele decir, me resbalan sus críticas. Sus argumentos son siempre los mismos -”Moore no es uno de los fundadores de Greenpeace”, “Moore no es científico”, “Moore no es ecologista”…- pero no pueden dar ningún argumento científico que rebata lo que yo digo. Sólo me interesa el debate científico.
-Quizá por eso en la organización era conocido como doctor verdad. ¿Demasiada para ellos?
-A veces había una tendencia a exagerar los datos, podríamos llamarlo sensacionalismo o incluso desinformación. Entonces, cuando yo les decía que teníamos que instalarnos en la verdad pura y dura, mis críticas no eran muy bien recibidas.
-Finales de los 60; se suben a un pesquero y se plantan en mitad del Pacífico. ¿Estaban locos, eran jóvenes…?
-Parecíamos hippies, pero éramos un grupo de profesionales: yo era doctorado en Ecología, había periodistas, un sindicalista, un ingeniero, un químico, un profesor de Ciencia Política y dos políticos en activo.
En aquellos años en los que Moore era un “ecologista radical”, su vida y la de sus compañeros de batalla estaban dedicadas por completo a frenar los test nucleares y la caza de ballenas. Después llegarían la campaña contra la caza de focas, detenciones y, a mediados de los 80, cuando Greenpeace ya gestionaba 100 millones de dólares al año, el cambio: “Llevaba 15 años diciendo no a tres de cada cuatro cosas y decidí ponerme, por una vez, a favor de algo. Pasé de la política de la confrontación a la política del diálogo”.
Explica que el cambio se produjo porque, de repente, la gente estaba con ellos. Los políticos, los ciudadanos… En todos había calado el mensaje de la importancia de cuidar del planeta. La cuestión era: ¿cómo hacerlo? ¿Cómo ser sostenibles y ecológicos cuando hay siete mil millones de personas que alimentar?
Mientras los radicales se posicionaban en el antihumanismo (Moore recuerda las palabras del ecoradical Hammond: ´de todos los elementos del planeta, los hombres somos los únicos realmente prescindibles´), él decidió ponerse del lado del ser humano y, una vez más, de la verdad científica.
-¿Cambió usted o cambió el mundo?
-Los dos. La Guerra Fría terminó hace mucho y nuestro objetivo ahora es alimentar a millones de personas, aprender a obtener alimento y energía y usar los recursos del modo menos dañino para el medio ambiente.
-¿Hay mentiras en el ecologismo radical?
-Sí. Es imposible sustituir las plantas energéticas actuales -útiles y dignas de confianza- con energía solar o eólica porque ni son fiables ni son económicamente accesibles. Los verdes se oponen también al uso de la madera, que es el material renovable más importante. Predican el uso de menos madera aunque eso lleve a consumir más hormigón y más cemento. También critican la energía hidroeléctrica, los alimentos transgénicos -con los que podría alimentarse a millones de personas…-, es una locura.
-Doctor verdad, diga por favor cuál es la verdad del cambio climático.
-El clima cambia constantemente. A lo largo de la Historia del planeta la temperatura ha sido, casi siempre, superior a la de ahora. La cuestión es si somos nosotros, los seres humanos, los causantes del cambio actual y, si lo somos, saber si eso bueno o malo.
Explica Moore que, a su juicio, el hombre no tiene hoy en día el conocimiento suficiente para saber si el calentamiento actual se debe a la actividad humana y, en todo caso, asegura que es mejor que la temperatura suba dos grados a que descienda, algo que arruinaría las cosechas. Y termina: “el CO2 es el alimento más importante para las plantas, que son la base de la vida”.
-Si le oye Al Gore…
-Al Gore es el mayor charlatán de los últimos tiempos. No es un científico pero ha conseguido que millones de personas crean sus predicciones apocalípticas. Es un auténtico peligro para aquellos que quieran saber la verdad.
-Con ecologistas como él, casi parece que hay que pedir perdón por existir, comer y respirar.
-Hay una tendencia a presentar al ser humano como una plaga o un cáncer. Es una corriente autodestructiva y de odio hacia el propio ser humano, algo así como “la naturaleza es buena, el ser humano malo”. Pero el ser humano forma parte de la naturaleza y evoluciona con ella. Somos parte del milagro de la vida (ésta es la lección principal del ecologismo) y lo que tenemos que hacer es usar nuestra inteligencia para vivir en armonía con el medio ambiente.
-¿Cabe una central nuclear en esa armonía?
-Es la más segura de todas las grandes fuentes energéticas, incluido el carbón, el gas natural y la energía hidroeléctrica. Un ejemplo: Chernobyl, el mayor accidente nuclear que ha ocurrido jamás, acabó con la vida de 56 personas según la Organización Mundial de la Salud. ¿Sabe cuántas personas mueren en accidentes de coche cada año? Más de un millón.

1 comentario:

Unknown dijo...

Estimado, un placer haber encontrado tu blog donde por fin entre tanto disparate y manija se encuentra alguien que se esfuerza por despertar el pensamiento crítico.
Felicitaciones y espeso hacerme un tiempo para leer muchos de tus artículos.

Matías