viernes, 19 de abril de 2019

Orson vive y lucha

Gráfico de escalas geológicas donde se comprueba que nunca existió en la historia de la Tierra alguna relación entre CO2 y temperaturas globales.

Las personas tienen tendencia a creer en lo que está escrito en los diarios, lo que escucha en la radio y ve en la TV. La población es como un enorme rebaño de corderos que algunos comparan a uno que está siendo conducido al matadero –liderado por el carnero jefe del rebaño, que también ignora el destino que él y su rebaño correrán. La excepción a esta regla, según varios autores, son los carneros jefes de las grandes potencias que saben perfectamente el destino de su rebaño, pero a ellos se les ha prometido impunidad y seguridad en la manada de lobos que son sus jefes.

La gente cree que los científicos son personas sabias y bondadosas que viven buscando descubrimientos para que la sociedad viva mejor. Esa imagen corresponde a la historia pasada. Hoy existen cada vez menos científicos de esa clase, y proliferan los que viven de los subsidios de fundaciones y gobiernos para investigar cualquier cosa con valor político para ser usados en la promoción de sus agendas geopolíticas. Se trata de eso: GEOPOLÍTICA. La dominación de la generación de energía y la producción de recursos naturales por parte de una pequeña elite de alucinados, que se creen iluminados por un mandato divino…

Los científicos manipularán datos y ocultarán otros hasta conseguir obtener resultados que se adecuen a las agendas de sus financistas y favorecedores. Dicen que, después de todo, quien pone el dinero tiene el derecho a exigir los resultados que les convienen. Dicen que la industria tabacalera hizo ese mismo tipo de fraude hace unas décadas, de manera que no vemos por qué quienes quieren convertirse en dueños del mundo, no hagan lo mismo con los estudios que apoyan al gigantesco fraude del calentamiento global y el cambio climático supuestamente causado por el hombre.

Algo similar sucedió a principios de los años 60, cuando unos pocos estudios científicos terminaron por convertir en afirmación absoluta que la grasa animal era la causa fundamental de la aterosclerosis. Gran coincidencia que en ese momento empezara a fabricarse el viejo y querido Shortening, una especie de margarina vegetal para freír.

Hoy en día —50 años después— ya muchos médicos y nutricionistas recomiendan la ingesta de grasa animal e, incluso, prohíben el uso de margarinas vegetales de ese tipo.

El 30 de octubre de 1938, Orson Welles (1915-1985) y el Teatro Mercury, bajo el sello de la CBS, adaptaron el clásico La guerra de los mundos, novela de ciencia ficción de H.G. Wells, a un guion de radio.

Orson Welles había adquirido cierto prestigio dramatizando algunas obras como Los miserables en programas de radio, de modo que en julio de 1938 el Columbia Broadcasting System (CBS) le ofreció realizar un programa semanal en la cadena dramatizando obras. En la emisión de La guerra de los mundos Welles interpretaba al profesor Pierson, el científico que explicaba lo ocurrido, mientras que también participaba un actor imitando al periodista Carl Philips. La emisión empezaba así: 

Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News. Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45P.M. y las 9:20P.M.

Inmediatamente pasaban a la banda de música supuestamente desde el Hotel Park Plaza, y periódicamente la interrumpían para informar de la ficticia invasión marciana. Una de las intervenciones del personaje Carl Philips desde Grovers Mill, Nueva Jersey, era:

Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado... ¡Espera un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien... o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos... ¿Son ojos? Puede que sean una cara. Puede que sea...

Los oyentes que sintonizaron la emisión y no escucharon la introducción pensaron que se trataba de una emisión real de noticias, lo cual provocó el pánico en las calles de Nueva York y Nueva Jersey (donde supuestamente se habrían originado los informes). 

La histeria colectiva demostró el poder de los medios de comunicación de masas, y este curioso episodio también catapultó a la cima la carrera de Welles.

El programa duró casi 59 minutos. Los primeros cuarenta correspondieron al falso noticiario, que terminaba con el locutor en la azotea de la CBS falleciendo a causa de los gases y seguía con la narración en tercera persona del profesor Pierson, que describía la muerte de los invasores.

¿Cuántos se suicidaron?
¿Cuántos hoy repiten el disparatorio colectivo, sin ponerse un minuto a pensar?

Cualquier similitud con la realidad, es exactamente la realidad que hoy vivimos.

El maldito pronóstico del Cambio Climático, el temor, el miedo, los cucos, no hacen más que paralizar a la gente; la forma de combatir esto es el conocimiento, camino largo si los hay.

¡Pero el más seguro!

2 comentarios:

MIGUEL M. LIARD dijo...

Estimado Alejandro: tu nota me ha llevado a pensar en el poder de los medios de comunicación, en la estupidez humana, en la ciencia y los científicos, en la geopolítica, en el dinero y la manipulación de datos que han propiciado innúmeros fraudes y, entre ellos, "el gigantesco fraude del calentamiento global y el cambio climático supuestamente causado por el hombre". En fin, me apabullaste. Mi intelecto recién está comenzando a deglutir -lentamente- alguno de esos bocadillos que en profusa variedad me presentaste. Es por ello que -en un comentario a cuenta del que debe hacerse luego de un análisis más profundo- ahora solamente expresaré mi opinión sobre esta nota con una sola palabra: ¡¡ BRILLANTE !!


Equinox Fin de Semana dijo...

mUY BUENA NOTA LA LEVANTO EN eQUINOX Y TE OFREZCO UNA COLUMNA FIJA DEL TEMA EN EL SEMANARIO, ECOLOGISTAS DE CONFITERIA O DE PELUQUERIA DE SEÑORAS!