Hubiera sido fácil encontrar hoy un título jocoso, habida cuenta la patética deformación que la prensa de Gualeguaychú está haciendo del incidente de ayer en Botnia. Habiendo estado dentro en el momento en que supuestamente "reventó un silo que contenía pasta de celulosa semilíquida y se derramó amenazando así llegar al Río Uruguay". Además, ya que la información de la siempre fidedigna Radio Máxima dice que "Personal de la empresa, además, les quitó los celulares a los camioneros para que no fotografíen lo que está ocurriendo en la planta, que en estos momentos no estaba produciendo debido a otro accidente ocurrido en la noche del lunes." podríamos haber aprovechado el hecho de que no me requisaron el celular a mí, ni las máquinas de fotos a los demás, ni siquiera la filmadora a Alejandro, como para actuar de "paparazzi" y recolectar jugosa información que vender a los medios de prensa.
Desgraciadamente nos tuvimos que conformar con sacar fotos comunes y corrientes, no percibir ninguna explosión, no tener que chapotear en celulosa semilíquida, ni siquiera (lo cual fue realmente de lo más irritante) poder percibir el dichoso olor. Así que dejemos que el Sr. Bahillo, Intendente de Gualeguaychú, que gaste el dinero de los contribuyentes en hacer análisis del río para detectar algo que nunca existió. Por si se lo preguntan, hubo un accidente que fue la rotura de un caño en la zona de blanqueo, nunca hubo ningún silo que reventara, no hubo un derrame de celulosa semilíquida sino lo normal cuando se rompe un caño, jamás hubo el menor peligro de que nada llegara al río y los nuevos análisis darán lo mismo de siempre, nada. Igual, no le quitemos las esperanzas a Don Juanjo de que Botnia algún día contamine.
Al llegar intercambiamos documentos por acreditaciones. No más casco blanco, innecesario y desaconsejado a menos que estemos en una obra en construcción. Alejandro en la imagen muestra orgulloso su acreditación de "prensa". Todos quisimos ser periodistas alguna vez en la vida, ahora lo fuimos por un rato. Periodistas sin fotógrados, las fotos para demostrar que estuvimos las sacamos nosotros mismos, así que sepan perdonar la calidad. Mientras esperábamos que nos vinieran a buscar a la puerta de entrada tuve la oportunidad de hablar con un par de fraybentinos y de saber qué piensan ellos del tema. En particular uno de ellos, que maneja una van para llevar y traer gente entre Fray Bentos y Botnia me contó también sobre su tarea extra de mantenimiento de los semáforos. Y ese fue un poco el sentimiento general que percibí. Gente que hace cosas para las que no se requiere extremada especialización y que antes no se hacían, simplemente porque ahora existe el "big monster". No me cabe duda del resultado que arrojaría una votación popular en Fray Bentos sobre si desean o no que Botnia se quede.
Desgraciadamente nos tuvimos que conformar con sacar fotos comunes y corrientes, no percibir ninguna explosión, no tener que chapotear en celulosa semilíquida, ni siquiera (lo cual fue realmente de lo más irritante) poder percibir el dichoso olor. Así que dejemos que el Sr. Bahillo, Intendente de Gualeguaychú, que gaste el dinero de los contribuyentes en hacer análisis del río para detectar algo que nunca existió. Por si se lo preguntan, hubo un accidente que fue la rotura de un caño en la zona de blanqueo, nunca hubo ningún silo que reventara, no hubo un derrame de celulosa semilíquida sino lo normal cuando se rompe un caño, jamás hubo el menor peligro de que nada llegara al río y los nuevos análisis darán lo mismo de siempre, nada. Igual, no le quitemos las esperanzas a Don Juanjo de que Botnia algún día contamine.
Al llegar intercambiamos documentos por acreditaciones. No más casco blanco, innecesario y desaconsejado a menos que estemos en una obra en construcción. Alejandro en la imagen muestra orgulloso su acreditación de "prensa". Todos quisimos ser periodistas alguna vez en la vida, ahora lo fuimos por un rato. Periodistas sin fotógrados, las fotos para demostrar que estuvimos las sacamos nosotros mismos, así que sepan perdonar la calidad. Mientras esperábamos que nos vinieran a buscar a la puerta de entrada tuve la oportunidad de hablar con un par de fraybentinos y de saber qué piensan ellos del tema. En particular uno de ellos, que maneja una van para llevar y traer gente entre Fray Bentos y Botnia me contó también sobre su tarea extra de mantenimiento de los semáforos. Y ese fue un poco el sentimiento general que percibí. Gente que hace cosas para las que no se requiere extremada especialización y que antes no se hacían, simplemente porque ahora existe el "big monster". No me cabe duda del resultado que arrojaría una votación popular en Fray Bentos sobre si desean o no que Botnia se quede.
Al llegar a la entrada propiamente dicha y bajar de las van, primer testeo organléptico. Profunda inspiración y análisis. Hay olor. ¿Cómo describirlo? Olvídense de los huevos podridos, los zorrillos y el coliflor hervido. A mí me hace acordar a algunas cosas que he comido con frutos de mar. No es molesto para nada, uno tiene que hacer cierto esfuerzo para acordarse de percibirlo. Pasadas las puertas automáticas no queda ni traza del olorcito. Y en el hall aprovechamos a fotografiar a dos grandes entre los grandes, Don Jorge Balseiro y Don Mario Féliz. Ascensor y primera parada, el comedor, donde nos reciben con café y agua mineral, medialunas pequeñitas de jamón y queso, y mucha confraternidad.
Durante las siguientes dos horas y media al menos, nos expusieron sobre la tecnología de la fábrica tres de los cinco gerentes de Botnia, los Ing. Eugenio García (Gerente de Producción), Bruno Vuan (Gerente Técnico) y Gervasio González (Gerente de Medio Ambiente) con ocasionales intervenciones de Sami Saarela (Gerente General). Exposiciones sólidas y continuamente de ida y vuelta. Entre los presentes habían unos 20 Ingenieros Químicos y Doctores en Química, por lo que se ingresó en bastante detalle en los temas que en general más preocupan desde el punto de vista técnico, incluyendo emisiones, inmisiones, métodos de control, seguridad de los operarios. Esa parte la podemos dejar ahora un poco de lado, pero creo que la opinión fue bastante coincidente entre argentinos y uruguayos acerca de que no sólo no se oculta nada sino que efectivamente la planta está obteniendo registros ambientales excelentes. Las gráficas muestran que en varios casos los resultados son mejores y mucho mejores que los de las propias plantas finlandesas. El chiste de los oyentes fue que probablemente ahora empiecen a haber reclamos ambientales en Finlandia para que las plantas allá emitan tan poco como la de Fray Bentos.
Luego del almuerzo hicimos la recorrida de la planta. La primer parada fue el centro de control de la fábrica, donde lo que llama la atención, aparte de las decenas de monitores, es la juventud de los operarios, a ojo no creo que hubiera presente nadie mayor de 25 años. La sala está dividida en islas, donde se controlan todas las etapas de los procesos, tanto de la producción de celulosa en sí misma, como del tratamiento de efluentes gaseosos y líquidos, y la producción de químicos en la planta de Kemira. Ahí pudimos observar, por ejemplo, como pese a que la producción de celulosa estaba parada, las calderas auxiliares estaban trabajando para alimentar la planta de Kemira y la planta de tratamiento de efluentes líquidos, que seguían en actividad.
Ver todas las fotos de la visita a BOTNIA 29/01/08
Cortesía Las cosas de Néstor
Cortesía Las cosas de Néstor
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